martes, 27 de septiembre de 2011

Cosas que escribo cuando me aburro -__-








En la noche oscura, cantaré esa triste serenata, de lo fue y nunca ocurrió, de lo que pudo ser y jamás será, de aquella Caja de Pandora nunca abierta, de aquella pequeña alma perdida entre sombras amenazantes, de aquella soledad que estuvo acompañada, de aquel regalo nunca abierto, de aquella sonrisa nunca dada.

Y sí, esa es la historia, de la persona que se convirtió en bestia, de sentimientos muertos, y de la rosa marchita que alberga en su corazón, esperando la cálida gota de vida, o el frío veneno de la lágrima caída.


-No estés triste pequeño niño, no estés inseguro- Dijo tu mente.
-Eres inútil, no sirves de nada, solo molestas, olvida tu alma, olvida tu corazón, olvida tu ser, si no eres nada, no puedes ser, si no eres, no serás, si no serás, no existirás.

Duerme ahora dulce niño, juega con tus pesadillas, disfruta con tus terrores, abraza la almohada y no la sueltes, deja caer la lágrima del fin, acuchilla tus ideas, desmenuza tu mente, muere, no seas, si eres dolerá.

La esencia de aquel putrefacto cadáver, llega hasta hasta mi ser, contaminando mi espíritu, haciéndolo sucumbir en el placer de la necrofilia. Oh, suculento aquelarre, resucitado bebedor de mis ensangrentadas venas, hazme sentir el aterrador frío de tu delgada y pálida piel, en esta noche de luna oscura.

Dentro de aquel bosque azul cristal, en la fría y sombría noche, la brisa acaricia mi palpitante corazón. Mi alma, como llevada por el suave viento, pide adentrarse en aquel terrorífico paraje, llamando especialmente la atención de quienes merodean los alrededores, pues es dicho que aquel de triste corazón jamás logrará salir.
Adéntrome allí, segura de mi honesto núcleo. Combinando risas con llantos, sombras con luces, es de bien sabida la locura a la cual es sometida el desdichado viajero. Atravensando el bosque me hallo, recorriendo los cristalinos páramos desiertos, cantos inaudibles se oyen a lo lejos, cantos de la que un día fue bella, cantos de la que un día fue la más hermosa, lamento de piel rasgada, se encuentra ella postrada ante su propia tumba, ¡pobre del osado que se atreva a entrometerse! ¡pobre del desdichado que ose ayudarla!


(Sí, todo es escrito por mí, no está cogido de ningún sitio salvo de mi imaginación)

PD:

Paranoia hecha en clase (click para verla más grande):







































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